Desde el Colegio Profesional de Periodistas de Castilla y León, y ante la creciente preocupación social acerca del papel de los medios de comunicación en casos como el de ‘La Manada’, queremos recordar el deber de los periodistas para con las víctimas de violencia de género y cualquier otro tipo de violencia ejercida sobre las mujeres.
Desde el Colegio Profesional de Periodistas de Castilla y León, y ante la creciente preocupación social acerca del papel de los medios de comunicación en casos como el de ‘La Manada’, queremos recordar el deber de los periodistas para con las víctimas de violencia de género y cualquier otro tipo de violencia ejercida sobre las mujeres.
Tanto la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) en su Código Deontológico como nuestra propia guía ’30 Claves Informativas sobre Violencia de Género’, recogen la necesidad de preservar la identidad de la víctima, no caer en la doble victimización y huir de la información-espectáculo que, con preocupación, advertimos que comienza a darse en este caso.
Recordamos, además, que en estos casos la elección de fuentes es primordial y ha de tratarse con especial respeto y cuidado. Los mensajes que humanicen y dulcifiquen a los, por otra parte, condenados por abusos sexuales continuados, no hacen sino atentar contra la dignidad de la víctima y deformar la realidad del caso. De hecho, el Código Deontológico de la FAPE insta de forma explícita a “prescindir de testimonios de familiares y amigos de personas acusadas o condenadas por un delito”.
El caso de ‘La Manada’ viene a recordarnos la importancia de tratar con especial cuidado las informaciones judiciales, sobre todo en casos de violencia sexual, donde los juicios paralelos y la justificación de conductas delictivas pueden derivar en una doble victimización injusta e innecesaria, así como en la promoción de una imagen de la mujer denigrante y humillante.